sábado, 2 de febrero de 2008

Querido desconocido


Me despierto sobresaltada y miro el reloj. Son las 0.54 y el sonido de una ambulancia rompe el silencio de la noche. Pero no ha sido eso lo que me ha despertado.

Me acomodo bajo las sábanas mientras mi corazón vuelve a latir a un ritmo normal. Ya se ha perdido la conexión, pero mi cuerpo tiembla al recordarla. Sé que tú la has sentido también, querido desconocido.

Han sido tan sólo unos segundos, pero era una sensación tan intensa que podría jurar que ha durado horas. Durante esos instantes, éramos uno... Sí, ya sé lo que debes pensar, que son imaginaciones mías, ensoñaciones fantasiosas de mi mente obsesiva... pero párate un momento y piénsalo mejor. Estoy segura de que tú has sentido lo mismo: que estabas dentro de mí a la vez que dentro de tu propio cuerpo y que confundías tus propias percepciones con las que captaban mis sentidos adormecidos; que tenías a tu disposición cada uno de mis más oscuros pensamientos...

¿Lo recuerdas ahora? Deja tu escepticismo de lado; en el fondo sabes que no ha sido tan sólo un sueño. La sensación escalofriante de sentir como una docena de mariposas recorren el interior de tu cuerpo como si éste estuviera hueco a la vez que todas tus terminaciones nerviosas se sensibilizan, captando el más leve roce; la sensación de estar en dos lugares distintos al mismo tiempo, inmerso en un torbellino de emociones propias y ajenas... No, los sueños no son de ese modo.

Pero la cosa no acaba aquí. Tú no lo sabes, pero el caso es que soy una jodida bruja clarividente y también sé lo que sientes ahora, en este mismo instante. Puedo ver la confusión en tu rostro, así como el casi imperceptible temblor de tus manos sobre el ratón y el leve cosquilleo que eriza el vello de tu nuca... Veo también el asomo de erección que se oculta bajo tus pantalones, así que no trates de ocultarla.

No te asustes, querido desconocido. Tan sólo aguarda a la llegada de la noche y duerme... Yo te estaré esperando.

No hay comentarios: