sábado, 21 de junio de 2008

Verano


La lluvia se llevó todas las flores que adornaban el Jardín de mis Deseos. Arrasó también con las fotografías, con los pequeños objetos que pululaban por aquí y allá, con las palabras desperdigadas por el suelo, escondidas en los rincones, abandonadas en pequeños huecos.

La lluvia de la primavera no se había limitado a eso, no, sino que había decidido poner un poco de orden en el caos que reinaba en las diferentes estancias de mi mente. Así, la sorprendí llevándose por el desagüe restos de notas musicales, papeles con la tinta corrida, personas sin rostro que vivían allí porque yo aún no había encontrado las fuerzas necesarias para echarlas.

Se llevó sentimientos guardados hacía demasiado tiempo y que ya se habían instalado en el Rincón del Olvido. Otros, no tan antiguos, que habían ido engordando a costa de otros pobres, como Razón, Cordura o Sentido Común.

Llovió durante días y días y la limpieza continuó, lenta pero inexorable, vaciando mi mente de todos los objetos que habían vivido en ella durante años. Los más rápidos, corrieron a refugiarse en el Búnker del Recuerdo y cerraron con llave, asegurándose la permanencia en el lugar. Haciendo oídos sordos a los lamentos de los que no habían podido salvarse.

Pero todo tiene su fin, y una mañana la luz estival entró perezosa por las ventanas. Yo me paseé por el lugar, examinando cada una de las habitaciones, y no pude evitar sorprenderme por lo limpio y ordenado que había quedado todo. Podía caminar tranquila, sin tener que sortear bultos por aquí y por allá, temiendo encontrar a alguien inesperado a la vuelta de la esquina. El aire había dejado de estar viciado, las superficies ya no estaban cubiertas de polvo.

Pero pronto descubrí que sentía frío; los rayos matinales no eran suficientes para calentar tantos metros cuadrados de espacio vacío, y de repente eché de menos los gritos, las risas, las conversaciones que durante tanto tiempo habían dado vida a aquel lugar, acompañándome en mis momentos de soledad.

Y el verano había llegado por fin y yo había descubierto, demasiado tarde como tantas otras veces, que no quería estar sola.

martes, 10 de junio de 2008

...

Porque no tengo tiempo de escribir.
Porque esto describe exactamente como me siento.
Porque es pura poesía.
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Optimismo extremo


Cuando todo es una puta mierda.

Cuando te descubres rodeado por la estupidez malvada de la chusma. Cuando te apetece gritar y golpear. Cuando anhelas reventar el cráneo del puto imbécil que resulta ser tu jefe. Cuando quieres quemar vivo al puto gilipollas que resulta ser el director de tu banco. Cuando deseas verter plomo fundido en los oídos de tu líder espiritual. Cuando te conviertes en la criatura mitológica que devora a los culpables de su existencia bañada en sangre y excrementos.

Cuando todo se hunde.

Cuando el tiempo pasa y los tejidos se oxidan, descubriendo que la inmortalidad del alma es un camelo para mentes inmaduras. Cuando creces y resulta que no todo crece de igual modo. Cuando el odio te inunda y respiras hondo imaginando bonitas explosiones nucleares al atardecer. Cuando juegas al corro de la patata entre sepulturas mohosas. Cuando descubres que ni amor ni sexo te salvarán del hastío absoluto. Cuando no te reconoces al mirarte en el espejo.

Cuando todo se jode.

Cuando abres tus venas para sentir el dolor y la calidez de la sangre. Cuando follas con desconocidas en callejones meados sobre vómitos borrachos. Cuando te follan desconocidos en mugrientas habitaciones de motel con olor a pedos tristes. Cuando te corres como si fuera la primera vez, segundos antes de descubrir que no, que han sido ya muchas las veces. Cuando la ira es tan preciosa como una obertura de Wagner, o un tsunami electoral. Cuando no tienes claro si te sientes multicultural o totalmente antisocial.

Cuando todo es basura sin sentido.

Cuando ella te pega en la cara con fuerza y sin motivo. Cuando él te da una patada en la cara con o sin razón. Cuando la violencia resulta grata y necesaria. Cuando sabes que la ausencia de dolor es tan terrible como la agonía que garantiza el Estado al que idolatras. Cuando las personas y los acontecimientos y las tramas que salen por la tele te parecen propios de planetas remotos. Cuando sólo encuentras placer en la vieja literatura.

Cuando no hay escapatoria posible.

Cuando las tuberías de la ciudad se colapsan generando una inmensa marea de mierda. Cuando las explosiones de todos los terrorismos te la sudan por completo. Cuando sólo encuentras placer en cierto grado de devastación. Cuando tus amigos ríen colocados al final de la noche y tú, mucho más drogado que ellos, te limitas a esbozar una mueca de horror. Cuando las estructuras de poder te condenan a ser el chivo expiatorio de toda crisis. Cuando la incapacidad de cuatro hijos de puta jode tus pequeños amagos de supervivencia.

Cuando te corres en medio de inquietantes pensamientos de derrota y plenitud.

Cuando ella no tiene ni puta idea de qué vas. Cuando él te mira con ojos extraños tras haberte follado más de mil veces. Cuando ella te reprocha estupideces sin sentido. Cuando él te machaca emocionalmente. Cuando impotente asistes a la abducción de la masa borreguera. Cuando te gustaría experimentar la combustión espontánea, aunque sólo fuera para conseguir un puto segundo de silencio.

Cuando ocurra todo esto, limítate a subir el volumen...

... y baila.

Publicado por
Southmac el 2 de abril de 2008.