miércoles, 17 de octubre de 2007

Ser o no ser (otro punto de vista)

Eres el rayo de luz que entra por uno de los agujeros de la persiana, iluminando mi frente y parte de mi ojo izquierdo. Eres el aire frío que entra por la ventana y hace volar la cortina, y que recorre mi piel todavía entumecida por el sueño, erizándola con dulzura. Eres uno de los miles de hilos que forman parte de la sábana que recubre mi cuerpo desnudo.

Eres la melatonina que se empeña en cerrar mis párpados somnolientos, pero también la libido que aumenta mis pulsaciones y estimula todos mis sentidos. Te gusta encarnarte en mis dedos cuando rozan mi piel excitada, así como en mis labios, que anhelan vehementes el suave contacto con los tuyos.

Eres invisible, abstracto, etéreo. Aún así, sientes que, muchas veces, eso no es suficiente...

Porque, los dos juntos, somos la tormenta estremecedora que hace temblar el cielo y la tierra, y que ilumina con sus rayos la inmensidad del horizonte. Somos la lava incandescente que fluye con una furia sobrecogedora arrasando todo a su paso. Somos el fulgor rojo del cielo que presagia la llegada del Fin del Mundo, una supernova devastadora que ilumina la Tierra con su luz mucho más allá de lo imaginable.

Juntos, somos dos almas sumergidas en la locura del éxtasis; dos cuerpos fusionados, danzando en un vaivén al compás de la música producida por nuestros alientos. Somos dos sombras en la noche que juegan a descubrir los insospechados límites a los que puede llegar el placer humano.

Porque, los dos juntos, quizás no seamos invisibles, abstractos o etéreos... Pero la verdad es que no nos importa.

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