lunes, 4 de agosto de 2008

Vacaciones perfectas


Toca las pequeñas gotas de sudor que cubren tu frente y siente como el aire asfixiante parece obstruir cada uno de tus poros. Percibe la luz del sol entrar por tus pupilas mióticas para luego cerrar los ojos y ver soles ocupando cada rincón de tu cabeza. Siéntate en algún lugar sin ninguna sombra que te ampare y resiste hasta que la deshidratación, la migraña o la insolación puedan contigo.

Es el verano, maravillosa estación de la que todos hablan y adoran. Esa que cada año se intensifica un poco más, y que algún día nos hará desaparecer de la faz de la Tierra.

Pero espera, sigue leyendo; no todo acaba aquí. Asómate a la ventana, mira a tu alrededor, escucha atentamente. ¿Qué ves? ¿Qué oyes? La masa borreguera ya no está: ha dejado la ciudad para simular en algún otro lugar que su vida es menos patética de lo que parece. En unos días, todos los Antonios y las Juanis del barrio volverán, quizás más descansados o tal vez deseando huir de aquellos miembros de la familia a los que han tenido que soportar durante los escasos días de su efímera escapada. Tal vez planeando asesinarlos a todos con un cuchillo de cocina y así poder relajarse verdaderamente los pocos días de vacaciones que les quedan. Antes de sumirse en la depresión post-vacacional que todo el mundo acostumbra a representar, más o menos convincentemente, por estas fechas.

Y tú, ¿a qué esperas? ¿Qué haces todavía ahí? Tienes toda la ciudad para ti solo durante unas preciosas horas… ¿Vas a quedarte ahí sentado? Corre, aún estás a tiempo. Entra en el primer bar que veas abierto y gástate el dinero del préstamo para irte de vacaciones en una buena borrachera. A partir de ahí, y si aún te mantienes en pie, ármate con tu bate de béisbol favorito y golpea coches, escaparates o a cualquier pirado que se ponga en tu camino. Incendia contenedores, autobuses o gasolineras. No dejes ni una sola farola intacta en tres quilómetros a la redonda.

Y cuando hayas jodido todo lo que haya a tu alrededor, compra una pistola y pégate un tiro en la boca. Habrás conseguido huir de la espantosa vida que te espera de manera rápida e indolora, y hasta puede que consigas (al menos, por unos instantes) que los Antonios y las Juanis de este mundo piensen en algo más que en sus tristes e injustas vidas. Con un poco de suerte, hasta logres salir en la tele. ¿Qué plan mejor puedes tener para estas vacaciones?

No hay comentarios: