miércoles, 19 de marzo de 2008

Opaco


Muchas veces no veo las cosas que tengo justo delante de los ojos. La mayoría de esas veces, observo detenidamente una pequeña parte y después imagino el resto y, si hay algo que me pierde, es la imaginación…

Sin embargo, en contadas ocasiones, supongo que fruto de la casualidad aunque no crea demasiado en las casualidades, tengo la oportunidad de vislumbrar algo realmente importante. Algo pequeño y fugaz, como la chispa que surge al encender una cerilla, pero que actúa como una mano quitando la venda que cubre mis ojos.

En el día de hoy he tenido uno de esos momentos reveladores, y el descubrimiento me ha dejado gratamente sorprendida. Alguna que otra vez, en mis desvaríos imaginativos, se me ha pasado por la cabeza que quizás no todo era como aparentaba ser… Y no me equivocaba.

Me encanta saber que después de compartir los últimos días contigo aún me queda mucho por descubrir. Me encanta desnudar los más recónditos rincones de tu mente y encontrar en ellos pensamientos como los que construyen, ladrillo a ladrillo, mi atolondrada cabeza. Me encanta haber hallado una rendija en la ventana de cristal opaco tras la que te escondes.

Lo único que me duele es que no haberla descubierto antes…

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