miércoles, 4 de febrero de 2009

Incendio


A. trató de serenarse. Tenía que hacer algo rápido, antes de que fuera demasiado tarde. Su mente funcionaba a toda velocidad, contemplando las diferentes posibilidades que ya había considerado tan sólo unos minutos antes y descartándolas todas tal y como había terminado haciendo antes también. La única solución que se le ocurría, aunque se dijera a sí misma que tenía que haber otra, era incendiar la facultad.

A. había tenido un examen aquella misma mañana que no le había ido demasiado bien. A decir verdad, estaba convencida de que iba a suspender, pero aquél era un lujo que no podía permitirse pues, si suspendía una sola asignatura más, sería privada de su beca. Beca que A. había conseguido con sudor, esfuerzo y más de un tedioso (aunque efectivo) trabajito oral de persuasión que le habían destrozado las rodillas. Suerte que, poco después, descubrió el maravilloso invento de las rodilleras y las cosas fueron mucho más fáciles.

El caso era que A. no podía permitir que su examen fuera corregido o, peor aún, que fuera sacado de la universidad y entonces perdiera su pista para siempre. Debía de ser destruido y cuanto antes mejor. A. decidió que lo haría aquella misma tarde y estudió su plan de manera cuidadosa. Nadie tendría porqué salir herido. Compró gasolina y la introdujo en un par de botellas de agua mineral que guardó en su bolso, y se aseguró de llevar una caja de cerillas en el bolsillo. Mientras esperaba, a punto estuvo de encenderse un cigarro para calmar los nervios. Pero no podía cagarla; no ahora, cuando había reunido el valor suficiente como para hacerlo. No cuando su futuro dependía de ello.

Finalmente, a la hora escogida entró a su facultad. Intentó aparentar serenidad a pesar de que le daba la sensación de llevar la palabra PIRÓMANA escrita en la frente, mientras se dirigía al aula 14. Como bien había calculado, en aquella aula se acababa de hacer un examen y aún quedaban algunos estudiantes rezagados que comentaban los resultados. Aguardó con impaciencia a que se fueran mientras simulaba que hablaba por el móvil y después entró en la sala, no sin antes cerciorarse de que nadie la había visto. Había escogido aquella aula en particular por el examen, ya que sino ésta habría estado cerrada con llave, y por su situación, ya que estaba en el ala norte del edificio, justo al lado del departamento donde se guardaba su examen. Rápidamente, sacó una de las botellas de agua de su bolso y esparció su contenido por las sillas y las mesas. Después, asomó de nuevo la cabeza al exterior y, al no ver a nadie, encendió una de las cerillas, la lanzó y salió sin mirar atrás.

El edificio era antiguo y no contaba con alarmas de detección de incendios, pero pronto el olor a humo fue detectado y, al ver la magnitud del fuego, se dispuso a evacuar la facultad. Mientras todo esto sucedía, A. ya se encontraba en el ala sur, donde vertió la segunda botella y prendió la gasolina con otra de las cerillas antes de salir corriendo y confundirse entre la marea de gente que abandonaba el edificio. En el exterior, la gente se apiñaba para ver que era lo que estaba sucediendo pero A. no se paró, sino que entró en un bar y se pidió una cerveza para celebrar el éxito de su plan.

Pero no habían pasado quince minutos cuando dos agentes de policía se pararon al lado de su mesa y le pidieron si podía acompañarles a comisaría. Al parecer, el dueño del bar había detectado el intenso olor a gasolina que desprendía A. y el hecho de que no parara de mirar el edificio en llamas a través de la ventana con una sonrisa en la boca. Suerte que A. era una chica previsora, y siempre guardaba en su bolso las rodilleras y unos refrescantes chicles de menta, por si las moscas.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Si, no es difícil veure-ho. De fet, el post no anava en to profètic. Crec que em llegeixes de tant en tant, i ja saps que em prenc això dels diners de manera desenfadada i poc seriosa, és més un joc...
però en fi, espero no fer-me massa pesat.

Et llegeixo avui mateix.

Unknown dijo...

Sí, perdona que hagi obviat aquesta part. Tens tota la raó. Un Zafón o la Rowling guanyen més que tots els altres escriptors junts i, a més, escrivint de manera lúdica i sense aportar massa acap gènere en concret que no tingui relación amb l'entreteniment.


Que vagi bé!

Ylka Tapia (Malalua) dijo...

Genial, genial, otro relato con muy buena pinta.

Me encantaría que más gente conociera tu blog, porque tienes talento para escribir, y me da rabia que otros tengan 20 comentarios y tú sólo unos cuantos. ¡El mundo debería conocerte!

Besos y espero la siguiente parte. :P

Edito-e dijo...

jajajajajaj...me encanta esa forma que tienes de terminar los relatos con un BOOM! una vuelta de hoja que me deja con la boca abierta. Tienes un talentazo!!! y además creo que muchas ganas de terminar los examenes? puede ser...je!

Numb dijo...

Tanto se nota? jajaja