miércoles, 4 de marzo de 2009

Empatía (II)


Como cada mañana, cogí el metro para ir a trabajar. El edificio donde está mi oficina se encuentra en el centro de la ciudad, y llegar allí en coche es un caos que siempre prefiero evitar. Así que, como ya he dicho, estaba en el metro y, aunque acostumbraba a pasar los tediosos minutos de viaje leyendo, aquel día no leía nada. La verdad, no recuerdo porqué. El caso es que me entretenía observando a los demás pasajeros... Me gusta observar a las personas e intentar adivinar, por su edad y su aspecto, la clase de vida que deben llevar. Puede parecer una tontería, pero me resulta curioso el hecho de que la gran mayoría de las personas seamos unos egocéntricos, cuando casi todos tenemos las mismas aficiones, pensamientos, problemas... En fin, que estaba yo sumergida en estas y otras elucubraciones cuando mi vista se posó en una adolescente que escuchaba música unos metros a la izquierda de donde yo me encontraba. Tenía el pelo teñido de naranja zanahoria y las orejas llenas de pendientes. Vestía de forma extraña, con multitud de piezas de ropa superpuestas, todas con estampados distintos. Me causó simpatía por eso mismo, por tener estilo propio (algo difícil de encontrar hoy en día) y por su pequeña carita llena de pecas. Pero pronto cambié de opinión.

Debió notar que la miraba, porque pronto dirigió su vista hacia mí. Seguramente pensó, por mi estilo formal y mi cara seria, que la había estado observando con reprobación. Yo intenté esbozar un asomo de sonrisa para disipar toda clase de dudas, pero algo se me adelantó. Era como si la conexión de empatía se hubiera generado, pero no podía ser: yo no sentía nada de nada. Pero, mientras miraba aquellos ojos anormalmente brillantes, noté una especie de mareo y la cabeza como obnubilada... ¡Era ella la que sentía, era ella la empática! Duró tan sólo unos instantes, y entonces el metro paró y ella, todavía sin apartar la vista de mí y con cara de pocos amigos, se bajó.

Pasé el resto del viaje pensando en ello... ¡Ya sabía cómo se sentían las personas cuando era yo quien las miraba! No podía evitar sentirme tremendamente vulnerable y avergonzada... ¿Qué era lo que había visto? Tal vez había notado mi agrado hacia ella o tal vez la sorpresa, aunque su cara no hubiera demostrado ningún signo de simpatía... ¡Tal vez había visto que yo también podía hacerlo! Me sentía enfadada con ella por haber violado mi intimidad, pero a la vez profundamente intrigada, pues por fin había encontrado a alguien con quien compartir aquella experiencia que no me había atrevido a confesar a nadie. Cuando el metro llegó a mi destino y me bajé, mi único pensamiento era el de volver a encontrar a aquella chica.

7 comentarios:

Edito-e dijo...

Existen personas en las que de forma inesperada, uno se fija, analiza, experimenta...y no olvida. A veces esa conexión es -simple y llanamente- rara, quién sabe lo que pensaría la pelirroja. Yo le habría guiñado un ojo para romper el hielo...

Tu texto me deja pensativa...¿sabes por qué? porque si hubiese sido una conexión entre hombre-mujer, ninguno de los dos se habría sentido excesivamente incómodo. Porque cuando sucede de esa forma se sobreentiende que las personas se gustan a primera vista. Pero cuando sucede con mujeres...uhmmmm...la cosa cambia, a mi parecer porque entre mujeres somos mucho más suceptibles...y es como, ¿qué miras, eh?

En fin, muy triste, pero real ...yo intento sonreir de vez en cuando a alguna chiquilla por ahí, a ver si poco a poco, conseguimos romper con esa idea competitiva y ariscas entre mujeres.

Un besazo fuerte

julio dijo...

un reflejo. vernos en los otros produce algo de alegria. por eso leemos, creo yo

saludos, me encanto el texto
http://ojosdepig.blogspot.com/

Numb dijo...

Seguramente tengas razón, Elisa. Una mirada entre un hombre y una mujer sugiere cosas muy distintas que entre dos personas del mismo sexo. Y muy probablemente tengas razón también en lo de la susceptibilidad: quizá la opresión que se ha hecho sobre las mujeres durante tantos siglos haya hecho que hoy en día no confiemos ni en nosotras mismas. Sí que es triste, la verdad.

Y Alfredo, gracias por tu comentario. Mi ordenador ha decidido tomarse unas vacaciones últimamente pero cuando decida volver, prometo que le echaré un vistazo a tu blog e intentaré acabar (o, al menos, continuar) la historia.

Un beso a los dos.

Southmac dijo...

Dios, la chica de la foto... es tan... preciosísima...

Numb dijo...

jajaja

Bueno, sin tener en cuenta el aire de psicópata que da la primera impresión, la verdad es que sí es bastante guapa. Encontré la foto por casualidad y resultó ser justo la cara en la que había pensado cuando escribí la historia.

Pero un poco jovencita, no? :P

safo dijo...

Y ese aire de psicópata es el que me atrae. No sé si por compartir la excitación por aquellas lecturas...o porque tenga pinceladas de vesania...en fin...Me agrada mucho como escribes me colgé toda una madrugada leyendo casi todas las historias...y vuelvo a leer las mismas sin cansarme de repetir.
Y para que yo me quede leyendo un blog más de 5 minutos tiene que ser porque me interesa mucho.
Aparte de esa buena sincronización en los silencios, comienzos, signos de exclamación y oportunos paréntesis...calas en una lengua novedosa y en frases místicas que atraen la curiosidad.
En suma sigue esribiendo porque me deleitas como escritor@. Y tu público te lo pide...

safo dijo...

Respecto al comentario de Elisa...es verdad y nada más que la evidencia -ante los ojos de quién lo viera-, existe esa idea competitiva y ariscas entre mujeres, y más que una idea, es el hecho, las mujeres se envidian entre mujeres, no pueden soportar una el logro de otra, no se pueden abrazar sin que haya un chueco mal concepto, no se pueden decir te amo sin paupérrimos entendidos...y etc(ahora no tengo tiempo para extenderme) ¿Por qué? me he preguntado cientos de veces, finalmente todos somos iguales -sé que la historia tiene miles de culpas- por ello esta generación debe hacer algo para cambiar el guión.
Sigue esa línea porque finalmente solo tú sabes lo que eres y lo que vales...