Me recetaron Trankimazin, asegurándome que el insomnio y los episodios de ansiedad que venía sintiendo desde hacía unas semanas mejorarían visiblemente. Pero yo sabía cuales eran las causas de mi ansiedad y de mi insomnio y que no iba a ganar nada atiborrándome a pastillas. De hecho, sabía exactamente qué era lo que me podía provocarme una mejora instantánea.
Como consecuencia, al llegar a casa aquella tarde saqué la caja de pastillas del bolso y extraje algunas que machaqué a continuación con la ayuda de un mortero. Después, metí el polvillo resultante en la botella de cerveza que había a medias en la nevera, moviéndola bien para que no quedara poso. Luego sólo quedaba esperar a que llegara a casa con la puntualidad que le caracterizaba.
Tan siquiera me miró al entrar. Dijo un hola al aire y se metió en la ducha. Mientras, aproveché para revisar la mezcla, y la agité un poco por si las moscas. Pronto acabó y apareció por la cocina, donde yo preparaba algo de cenar. Comentó que no cenaría nada, como de costumbre, y que tenía trabajo que hacer. Cogió la botella de cerveza de la nevera, casi lo único que ingería durante todo el día por aquel entonces, y se encerró en su habitación.
Estaba informada. No era mi intención matar a mi compañera de piso mediante una sobredosis de benzodiacepinas, porque sabía que la cantidad necesaria para ello era muy alta. No, tan sólo pretendía adormecerla, sedarla… y el resto vendría después.
Esperé un tiempo prudencial y, cuando creí que la droga ya habría hecho su efecto, abrí la puerta de su habitación. Tal como esperaba, se había quedado totalmente dormida sobre una montaña de papeles que descansaban en su escritorio, al lado de lo que quedaba de la botella de cerveza. Con suavidad, porque no conocía a ciencia cierta la profundidad de la sedación, la incorporé en la silla y coloqué su cabeza de manera que se apoyara en el respaldo. Después, desabroché sus pantalones y los deslicé, no sin dificultades, por sus piernas. Hice lo mismo con sus bragas, y abrí sus piernas hasta tener una buena visión de su sexo depilado.
Entonces cogí la placa de petri que había dejado en el escritorio mientras maniobraba y la abrí. Con rapidez, pues aquella especie en concreto era bastante sensible a la desecación y a la temperatura, unté bien un bastoncillo de los oídos que luego extendí sobre sus genitales. Repetí la operación varias veces, temerosa de despertarla pero concentrada en mi tarea. Finalmente, le puse la ropa tal y como la tenía y la coloqué también en la posición original, abandonando la habitación con el mismo sigilo con el que había entrado.
Introduje la placa en una bolsita de plástico para devolverla al día siguiente al laboratorio, donde tendría que justificar una contaminación del cultivo para poder repetirlo sin levantar sospechas. Me lavé bien las manos y me acomodé en el sofá, recreándome en el éxito de mi plan y consciente de que aquella noche dormiría como un bebé. Con un poco de suerte, en menos de una semana mi amiga empezaría a notar los síntomas más característicos de la gonorrea.
Aquello le enseñaría a no acostarse con el tío que sabía perfectamente que le gustaba a otra.
Como consecuencia, al llegar a casa aquella tarde saqué la caja de pastillas del bolso y extraje algunas que machaqué a continuación con la ayuda de un mortero. Después, metí el polvillo resultante en la botella de cerveza que había a medias en la nevera, moviéndola bien para que no quedara poso. Luego sólo quedaba esperar a que llegara a casa con la puntualidad que le caracterizaba.
Tan siquiera me miró al entrar. Dijo un hola al aire y se metió en la ducha. Mientras, aproveché para revisar la mezcla, y la agité un poco por si las moscas. Pronto acabó y apareció por la cocina, donde yo preparaba algo de cenar. Comentó que no cenaría nada, como de costumbre, y que tenía trabajo que hacer. Cogió la botella de cerveza de la nevera, casi lo único que ingería durante todo el día por aquel entonces, y se encerró en su habitación.
Estaba informada. No era mi intención matar a mi compañera de piso mediante una sobredosis de benzodiacepinas, porque sabía que la cantidad necesaria para ello era muy alta. No, tan sólo pretendía adormecerla, sedarla… y el resto vendría después.
Esperé un tiempo prudencial y, cuando creí que la droga ya habría hecho su efecto, abrí la puerta de su habitación. Tal como esperaba, se había quedado totalmente dormida sobre una montaña de papeles que descansaban en su escritorio, al lado de lo que quedaba de la botella de cerveza. Con suavidad, porque no conocía a ciencia cierta la profundidad de la sedación, la incorporé en la silla y coloqué su cabeza de manera que se apoyara en el respaldo. Después, desabroché sus pantalones y los deslicé, no sin dificultades, por sus piernas. Hice lo mismo con sus bragas, y abrí sus piernas hasta tener una buena visión de su sexo depilado.
Entonces cogí la placa de petri que había dejado en el escritorio mientras maniobraba y la abrí. Con rapidez, pues aquella especie en concreto era bastante sensible a la desecación y a la temperatura, unté bien un bastoncillo de los oídos que luego extendí sobre sus genitales. Repetí la operación varias veces, temerosa de despertarla pero concentrada en mi tarea. Finalmente, le puse la ropa tal y como la tenía y la coloqué también en la posición original, abandonando la habitación con el mismo sigilo con el que había entrado.
Introduje la placa en una bolsita de plástico para devolverla al día siguiente al laboratorio, donde tendría que justificar una contaminación del cultivo para poder repetirlo sin levantar sospechas. Me lavé bien las manos y me acomodé en el sofá, recreándome en el éxito de mi plan y consciente de que aquella noche dormiría como un bebé. Con un poco de suerte, en menos de una semana mi amiga empezaría a notar los síntomas más característicos de la gonorrea.
Aquello le enseñaría a no acostarse con el tío que sabía perfectamente que le gustaba a otra.
2 comentarios:
ufff..eso fue terrible...
ya me dio susto...jiiji
me quede sin palabras...
saludos...
Joder, eres más psicópata que yo, pero te lo digo con cariño...
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